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lunes, 15 de junio de 2009

ALEGATO DE UN INFIMISTA DESESPERADO

No puedo ver un mundo mejor para nadie
Ni para mí mismo, ni para los que vendrán
He perdido las ganas de ser un ser humano
Me he convertido en una escoria,
en una cáscara en el suelo que inspira olvido
no quiero y no me permito despegar
como lo hacen las naves para tocar el cielo
y sentir que derrotaron al viento.
No puedo y no me permito dar un paso o dos
hacia adelante ni a la izquierda ni a la derecha
Porque hay un miedo, un miedo que me irrita
Que me entorpece, que me hace sentir
Que mis manos y mi mente son frágiles
Que mis obras son frágiles y que mi vida es frágil.

Quiero entender, cómo se puede cruzar el cielo
Quiero que me enseñes a comprender lo incierto
Que si conquisto el sol o la luna habré de saber por qué
HABRÉ DE SABER QUE FUE SONRIENDO.

No pienses que he enloquecido, o que perdí la razón
No creas que me he equivocado al decirte
que tengo miedo, porque siento escalofríos
El miedo se parece a la muerte, cuando miro a mi
alrededor hay muchos pobladores que se me parecen
y no trabajan por miedo, no se embriagan por miedo
no sufren ni lloran por miedo y a pesar que no quieren
tienen miedo a orinarse de miedo.
Tienen miedo a ser mejores y no se enfrentan
Y ven al gringo adicto más limpio que ellos
Y esconden el sombrero para no sentirse campesinos
O bajan la cabeza para no ser visto como patrañas.
Y cuando hablan de revolución, se esconden
Porque también hubo un tiempo de miedo
Ya no hay gritos de libertad corriendo en la revolución
Por que los hombres ahora gritan MIEDO.

LOS HOMBRES AHORA GRITAMOS: MIEDO
¡¡¡MIEDO!!!
Joseph Sánchez

1 comentarios:

Richard Licetti dijo...

Un dilema existencial por el que vale la pena pasar, mi estimado Joseph. Este tipo de circunstancias nos aclaran el horizonte y, es lo deseable, renuevan el ánimo. Esperamos el próximo post.

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